PUn accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno. Algunas células cerebrales pueden morir, lo que podría ocasionar un daño permanente en la función motora de la persona que lo padece, como el control o la fuerza de sus piernas, coordinación de brazos, etc.
Sin embargo, afortunadamente para el desarrollo del conocimiento en la neurorehabilitación, poco a poco aparecen investigaciones que nos dan luces en esta área. Estudios neurofisiológicos y de neuroimágenes, tanto en modelos animales como en humanos, apoyan la idea de que el sistema nervioso central (SNC) es capaz de ser modificado, concepto denominado neuroplasticidad. La neuroplasticidad se puede definir como la capacidad del sistema nervioso de responder a estímulos intrínsecos y extrínsecos, reorganizando su estructura, funciones y conexiones, a nivel molecular, celular, sistémico y conductual. Este fenómeno está presente a lo largo de toda la vida: en el desarrollo fisiológico, en respuesta estímulos ambientales para producir el aprendizaje; o en condiciones patológicas, como respuesta a una enfermedad o a una terapia. En relación a esto último, la neuroplasticidad nos permite adaptarnos posterior a un daño cerebral y así aprender programas motores, estrategias conductuales y posibilita la recuperación total o parcialmente.
EN FISIOENERGÍA DESARROLLAMOS UN PROGRAMA DE NEURO-REHABILITACIÓN PARA AYUDAR A LA PERSONA A RECUPERAR LAS FUNCIONES DE SU CUERPO EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE, ENTRENANDO LA FUERZA MUSCULAR, MOVILIDAD EN ARTICULACIONES, COORDINACIÓN, EQUILIBRIO, ETCÉTERA.